La carrera de derecho es una de las disciplinas académicas que más exige del estudiante un constante ejercicio de la lectura. Desde el primer día, el estudiante de derecho se enfrenta a textos jurídicos, doctrinas, jurisprudencias y legislación, los cuales son fundamentales para la formación integral de cualquier abogado. La lectura no solo es una herramienta de aprendizaje, sino que se convierte en una competencia esencial para interpretar, argumentar y aplicar el derecho.
Una de las razones por las cuales la lectura es tan importante en la carrera de derecho es la necesidad de comprender el lenguaje jurídico. Este lenguaje, caracterizado por su complejidad técnica, requiere que el estudiante se familiarice con términos y expresiones específicas que, en muchas ocasiones, difieren del uso cotidiano del idioma. Solo a través de la lectura constante de textos legales y académicos, es posible adquirir el dominio de dicho lenguaje, lo que es indispensable para el ejercicio profesional.
Además, la lectura proporciona al estudiante la capacidad de interpretar correctamente las normas jurídicas. En derecho, la ambigüedad de los textos legales es frecuente, y el abogado debe ser capaz de analizar y desentrañar el sentido de una disposición normativa. Esta habilidad se desarrolla mediante la exposición continua a distintos textos, que van desde la legislación hasta las sentencias emitidas por tribunales, pasando por la doctrina de autores destacados.
Por otro lado, la lectura también tiene un rol fundamental en la construcción de una mente crítica. En el estudio del derecho, no basta con memorizar normas o conceptos; es esencial cuestionar, analizar y evaluar las diferentes corrientes de pensamiento jurídico. La lectura de distintas fuentes permite al estudiante contrastar ideas y formar su propio criterio, una habilidad que será crucial para la resolución de conflictos y la defensa de los derechos de sus futuros clientes.
Finalmente, es importante destacar que la lectura en la carrera de derecho no se limita a los años de estudio universitario. El profesional del derecho debe mantenerse actualizado constantemente, ya que las leyes y las interpretaciones judiciales evolucionan con el tiempo. Un abogado que no cultiva el hábito de la lectura corre el riesgo de quedar desfasado en un entorno donde los cambios legislativos y doctrinales son una constante.